En los tiempos prehistóricos, los humanos se reunían en grupos, clanes, familias, etc. porque se necesitaban unos a otros para sobrevivir. "La unión hace la fuerza". Los individuos solitarios no tenían futuro en una sociedad basada en la ley del más fuerte y en la que la comida había que pelearla.
Estos grupos tenían que ser dirigidos, no podía ir cada uno a su rollo. Para eso estaba el macho dominante, el más fuerte, el más fiero, el que tenía la capacidad y voluntad de dirigir a su gente. Toda cuestión de importancia tenía que ser dirigida por él. Estamos ante el primer Jefe. La sucesión de estos "jefes" se producía por la llegada o ascenso en el grupo de otro individuo que superaba al anterior en fuerza, violencia, aptitud física, y sobre todo ambición por tener ese lugar privilegiado en el Grupo.
Porque esa posición en el Grupo llevaba aparejada una serie de beneficios que difícilmente podían ser despreciados. Eras el primero en comer, lo que comías era la mejor parte, estabas dispensado de los trabajos más duros del diario, podías elegir la o las hembras que te parecieran, el resto de los miembros acataban tus directrices, en definitiva, que tus deseos se convertían en órdenes. Esta posición en el Grupo era envidiada por los que se encontraban en disposición de igualar pero no superar al líder y así se creaba una estabilidad grupal en la que la mayoría aceptaba ser dirigida por uno sólo.
Todo esto es biológicamente natural. El miembro más preparado del grupo es el que lo dirige. Ocurre con todas las especies.
Pero ojo, la nuestra no es una especie como las demás. Estamos un paso más allá. El sentido de la ambición unido a la inteligencia para obrar en la dirección deseada es lo que provoca conflictos entre los individuos que no se quieren someter a la voluntad de otro y que tienen la necesidad de estar en el mismo nivel que el líder. Pero líder sólo puede haber uno. La forma más habitual para acceder al liderato es retar al titular del puesto y vencerle por las buenas o por las malas.
En este punto es donde se empieza a fraguar la forma de gobierno que a nuestros días ha llegado con el nombre de Monarquía. Llámala como quieras.
El sistema consiste en que el líder, para garantizar su permanencia en lo alto, lo que hace es disponer quién va a ser su sucesor. De esta forma sólo hay uno que puede disputarle el puesto, pero por otro lado, para que este sucesor tenga la tranquilidad de que no le van a hacer lo mismo, lo que hace es respetar ese tiempo ya que sabe que antes o después le va a tocar a él. Es cuestión de tiempo. Bueno, esto es la teoría, pero en la mayoría de los casos se cumplió.
Y es así como lo que en un principio era algo natural y directamente ligado a la supervivencia, se va convirtiendo a lo largo del tiempo en una norma de vida. Todos los grupos humanos terminan teniendo una forma de gobierno del tipo "monárquico". Esto en las épocas en las que había que defenderse de otros grupos y alguien tenía que liderar era lo más adecuado.
Pero el tiempo pasa inexorablemente por la Historia. Con el paso de las épocas, la idea de que el miembro más fuerte sea el que lidera el grupo va perdiendo sentido ya que este miembro más fuerte, gracias al poder que va asumiendo, se rodea de otros individuos que le garantizan esa parte de su mandato. Ya no tiene que ser el que va el primero a la batalla o el que tiene que luchar contra el oso o el león que amenaza su tribu. Ya lo hacen otros por él. Él sólo tiene que premiar a los que hacen su anterior trabajo y así ocurre que se establecen una serie de roles en los que cada uno se va sintiendo a gusto ya que en el escalón anterior hay otros que de alguna forma se ven sometidos por ellos. Es una pirámide de mando. Siempre hay alguien por debajo. La excepción es la última línea. por debajo de estos no queda nadie, pero ocurre y así se favorece por los de arriba, que a esta última línea se la ha privado de la posibilidad de acceder al siguiente escalón.
En esta situación todos están teóricamente bien situados. En cada línea existen los suficientes resquicios para que los más ambiciosos puedan pasar a la línea superior sin que se rompa el equilibrio. Así es como se va llegando al establecimiento de un status quo en el que se llega a racionalizar el hecho de que unos miembros del grupo sean superiores y una convicción de que si están allí es porque se lo merecen. El sistema se mantiene estable. Los miembros de la parte superior garantizan la seguridad de los de la inferior y éstos el sustento y privilegios de aquellos.
Hasta aquí todo es asumible ya que los que están en los pisos superiores de la pirámide lo están por merecimiento. Nadie protesta. La rueda gira.
Pero este sistema es válido cuando hay que pelear por algo y no todos están en las mismas condiciones físicas para hacerlo. Los débiles no pueden ser reyes de ningún grupo. No aguantarían el primer "espadazo" del enemigo.
Este sistema deja de tener sentido en el momento en que el líder es designado por voluntad del anterior sin que se haya garantizado su idoneidad para ejercer la dirección del grupo. La Sucesión. El individuo que nace sabiendo desde el primer día que va a ser rey en un futuro. Da igual si es listo o tonto, cojo o manco, moreno o rubio, da igual. Por voluntad real esa persona va a suceder al anterior.
Sin el apoyo de los miembros que se encuentran en la zona de influencia del último peldaño de la pirámide esto resultaría imposible y aquí es donde aparecen las prebendas y premios otorgados a estos individuos que saben que si entran en el juego, ellos también podrán hacer lo mismo en su escalón, en el que tampoco se está tan mal. Y así tenemos creada una bonita clase social "la Nobleza". Estos individuos son mejores que el resto antes de nacer. Incluso tienen la sangre de otro color, azul.
Un apunte a propósito de esto. El mito de la sangre azul se debe a que los "nobles" no trabajaban al aire libre y por tanto su piel no se bronceaba por el Sol, con lo que al estar muy blanca permitía ver por debajo la línea de las venas que tiene un todo azulado, con más claridad que en las pieles oscuras.
Ahí hay una reina que todavía no ha nacido |
Genial. Un 10 para ellos. Nos la colaron bien bien.
Pero amigos míos, estamos en el siglo XXI. Han pasado muchos años desde que esto comenzó. Lo que valía hace 1.000 años ahora nos debería dar risa. ¿Cómo podemos sostener mínimamente que existan individuos que nada más nacer ya estén predestinados a dirigir al grupo?.
No se trata de doctrinas políticas. Esto no va de Socialismo, Comunismo, República, Capitalismo, etc. No. Esto es una cuestión de sentido común. Es un anacronismo histórico el querer mantener esta forma de gobierno. No es útil. Una persona que nace con estas expectativas no puede ser líder ni dirigir a ningún grupo. No tiene ni idea de lo que es luchar por algo. Todo se lo tienen que contar. Todo le ha sido otorgado por voluntad divina. Es imposible que valore lo que es la vida de sus "súbditos". Y además otra cosa. El Estado (o sea los "súbditos") están manteniendo no solo al Rey, sino a toda su familia a un costo que se multiplica por el número de individuos que la componen.
Esto es inherente al ser humano. Cuando estás arriba, incluso sin quererlo, terminas haciendo cosas a las que "crees que tienes derecho" o que son "normales". Y las haces sin voluntad de hacer daño. Las haces porque te han hecho creer que "tienes derecho a ello". En determinados momentos puedes creer que eres mejor que los demás porque así te lo han hecho creer a ti los que han pasado antes por donde tú estás pasando. Es una rueda en la que vas montado sin darte cuenta. No haces daño voluntariamente. No eres malo. Pero estás menospreciando a los que están "por debajo". Cuando te das cuenta es tarde. Ya estás fuera. Pero de la monarquía no se sale. Es para siempre.
Así pues, y volviendo al principio, de verdad ¿quieres ser monárquico?. ¿En serio que quieres asumir que alguien esté por encima tuyo y de tus descendientes por el simple hecho de que han nacido dentro de ese grupo?. Y lo que es más grave, ¿vas a defenderlos con tu propia vida sabiendo que ellos no lo van a hacer por ti? ¿Vas a aplaudirles cuando pasan con sus carrozas camino de la Basílica donde se van a casar para perpetuar el sistema?. ¿Les vas a aplaudir cuando van camino de seguir impidiendo que tus hijos sean reyes o reinas?. Tus hijos nunca serán reyes. Ni siquiera tienes novio o novia y ya sabes que va a ser así. Nada. Sigue aplaudiendo.
¿Quieres tener un Rey?. Pues fácil. Cámbiale el nombre al Presidente y llámale Rey. Pero a los cuatro años vuelves a votar y si te ha gustado como lo ha hecho lo eliges y si no pues que pase el siguiente. Esto lo repites diez o doce veces y puede que a la que haga trece el elegido sea un nieto tuyo.
Todo esto sin llegar a poner nombres. Si nos ponemos a hablar de nuestros reyes con nombre y apellido ya es que es para nota el hecho de que sigamos teniendo uno en lo más alto de la pirámide.
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