- Un café solo y media tostada con aceite.
El proceso es siempre el mismo. El camarero de turno te toma nota y te dice que enseguida te lo trae si el servicio es en mesa. Si es en la misma barra, se gira y se pone en la máquina a hacer el café y en cuanto está te lo planta delante y después se va hacia la tostadora a poner la barrita de pan.
Si es en mesa, apenas un minuto después, aparece junto a ti con el café en la mano, te lo deja y se vuelve hacia la barra a hacer la tostada.
Yo me quedo con cara de alelao mirando alternativamente al camarero y al café, pero el camarero no se ha dado por aludido y se ha marchado.
Al rato (normalmente largo) vuelve a aparecer con la tostada. Vuelvo a mirarlo alternativamente a él y al café, que sigue sin tocar en el mismo sitio que lo dejó. Pero nada. No hay reacción.
El Resultado: Siempre el mismo. Te tienes que tomar el café frío. Salvo, claro, que te lo tomes cuando te lo pongan en la mesa. Pero en ese caso, olvídate de combinarlo con la tostada y ya si eso, te pides un poco de agua para ayudar a que pase el pan por el gañote o simplemente te tomas la tostada a palo seco.
La Conclusión: ¿Es que los camareros nunca van a tomar ellos café y tostada a otros bares? ¿A ellos no les pasa?
¿No son capaces de darse cuenta que simplemente invirtiendo el orden todo iría perfecto?
¿Tan difícil es entender que con ese orden, el café va a estar inevitablemente siempre frío cuando lo vayas a consumir?
Y claro, en ocasiones se me ha ocurrido decirlo, de la manera más educada que he podido, y te miran con cara de estar pensando "vaya tío plasta, ¿qué me está diciendo? ¡Ahora va a venir este a decirme cómo tengo que servir el café!"
Pues eso.
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